Estamos en verano, muchas de vosotras en unas merecidas y ansiadas vacaciones, y aunque aún la normalidad no es lo que era, sigue esta época teniendo el encanto de lo esperado, de lo soñado. Es el momento de poner a prueba el arte de vivir que todas llevamos dentro, un arte donde la ilusión y las emociones, generadas a lo largo de un duro año se intentan poner en valor.
Yo vivo en Almería, aquí, la naturaleza nos ha dado un mar increíble y un cielo espectacular, la temperatura cálida y el dulce Mediterráneo invitan a bañarse una y otra vez. Como en otras partes del mundo, el calmado verano pasó a la historia, ahora nos acompañan muchas personas venidas de todas partes buscando su veraneo especial. Eso está bien, es verdad que la paz de antes no la intuyes, pero todo el mundo tiene derecho a disfrutar después de tanto esfuerzo.
Ese descanso estacional, lleno de fantasía y aspiraciones no nos puede defraudar, hay que hacerlo arte, y el arte está en nuestro interior, da igual donde te sitúes: en una casita, un hotel, autocarabana, un pequeño apartamento, eso no importa, lo que importa es que la distancia entre lo que tienes y deseas depende solo de ti, de tu capacidad de transformar a base de encanto. Hay que crear el ambiente de evasión, la vía de escape al estrés, al muchas veces aburrido o exigente trabajo, superar las frustraciones y la locura que nos impone la vida. Cada día debe ser único y más en verano, porque los veranos permanecen en nuestra memoria por los años, así que vamos a concederle a nuestras vacaciones la magia del cine.
Dale marcha al cuerpo, no escatimes en risas, móntate un palacio y recrea cenas de película aunque sea con tarros de cristal de la despensa y velas económicas, baila a pesar de tener dos pies izquierdos, no te cortes en absoluto y sobre todo siente lo que eres, que tú eres la estrella y PUNTO. Disfruta a rabiar y construye recuerdos memorables que te acompañen, a ti y a los tuyos, toda la vida, no mereces menos.