La inspiración me vino leyendo un comic de Bastien Vivés, “ La blusa”, título que recomiendo mucho. Hay quien dejó de leer comics en la adolescencia y a veces hay que volver y mirar cómo evolucionan los estilos literarios y recuperar los gustos de antaño. Este autor me encanta, con su narrativa calmada en la que te encuentras absolutamente cómoda, y el confort invita a la reflexión. Pues bien, como digo me ha inspirado, la blusa es la prenda estrella de este relato que transforma a la protagonista como las zapatillas rojas lo hacían con la bailarina del cuento.
Una prenda de ropa que genera la metamorfosis, lo más sencillo, neutro, inocente, que al envolverte te hace caer en la cuenta cuenta de todo el encanto aletargado que liberas en el acto de ponértela.
Y lo mejor es la elección del elemento protagonista, más allá de unos zapatos, un abrigo , un vestido. La camisa o blusa es simple, una prenda que todas tenemos en el armario pero que pocas veces es nuestro atuendo estrella, es más bien ese básico al que recurrimos para no complicarnos mucho la vida al seleccionar indumentaria.
El uso de la camisa se remonta a la Edad Media, pero es en el siglo XIX en el que entra por la puerta grande al armario femenino, y pasa de la fina camisa blanca compañera de la falda oscura, a propuestas variadas y atrevidas, llenas de color, pedrería, formas y texturas , con toda la riqueza en detalles y dramatismo que podamos imaginar.
Yo personalmente he coronado a la blusa como la emperatriz de mi armario, porque me da la libertad de cambiar de estética en cada combinación, multiplica mis posibilidades y por tanto mis recursos y como no, en los tiempos que corren también reduce mi huella de carbono y demuestra mi respeto al medio ambiente, que no es ninguna tontería.
En el vídeo que os dejo abajo traigo propuestas de blusas o camisas. Espero que os gusten y os inspiren a hacer magia.